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martes, 17 de marzo de 2015

Allá por noviembre, de 2013... Crónica de una entrega intensa.

No recuerdo lo que es dormir tres horas seguidas.
Y no da dormir en el colectivo/taxi.
Entonces en el tiempo libre (o muerto mejor dicho) escribo pavadas.
Y como dice un tema de Babasónicos: ¨si vas  a decir pavadas, no digas nada. Calla¨.
Tengo siete minutos para llegar  a destino, lo lograré?
Tenemos siete horas para terminar la entrega, llegaremos?
Todo es una gran pregunta en la vida.
Y cómo si fueran pocas esas preguntas, tenés personas como Carlitos que se preguntan qué gusto tiene la sal.
No se responderme tantas cosas y me voy a poner a pensar en qué gusto tiene la sal? No Carlos, no. La pifiaste.
Pensalo vos, forro.
Y para contestar ¨salado¨ ó ¨Tempero¨mejor andá a la puta que te parió.
Entonces llegué diez minutos pasada del horario. Igual ingresé y tuve mi cuota de conocimiento y de ahí nos metimos en el túnel del tiempo.
En qué momento pasaron de ser las doce a las veintidos? Quién se robó mi tiempo y qué hicieron con él?
Sólo se que quiero referirme a cosas, pero nombro otras.
La profesora nos deja salir antes porque estamos pálidas y cansadas. Nos pregunta si estamos bien. Nadie responde. El cuerpo no nos responde.
Y el del kiosco nos piropea. Claramente está ciego.
Y mañana se trabaja. En un momento olvidamos que trabajamos. Es más, olvidamos todo. Salvo que teníamos entrega. Nuestra vida pasó a ser esta entrega. 
De qué me disfrazo mañana, es la cosa.
Y el pajarito me pregunta qué pasa?
Estoy mal. No se notó todo el día? Dejá de preguntar pavadas, como Carlitos. Y ayudame con las entregas.
Pájaro del orto...
Lo bueno igual es que sabés que no estás sola. 
En promedio 2AN durmió cinco horas en lo que va de la semana. Al menos las caras demacradas van a ser parejas....

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