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sábado, 23 de noviembre de 2013

Generador de recuerdos. Revividor de experiencias.

Y los perfumes también generaban recuerdos.
Aquellas fragancias se impregnaban en lo más profundo de la persona y sacaban a flote viejas vivencias. Algunas agradables, otras no tanto. En este último caso, el perfume pasaba a ser no grato y se dejaba de lado. Se lo suprimía como alternativa.
Los recuerdos que acumulaba la persona estaban siempre ahí, latentes, esperando que el estímulo de alguno de los sentidos los haga cobrar vida nuevamente, y los transforme otra vez en una experiencia.
Es que lo recuerdos nunca mueren, salvo en el olvido.
Por suerte (o desgracia) la persona no sabía olvidar.

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