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jueves, 19 de julio de 2012

Feliz feliz en tu día

Al ritmo de un mix de La Casona les relato:
La vida está llena de vencimientos. Todo vence. Hasta los esmaltes y el aceite de oliva.
Podés elegir consumirlos, más allá de etiquetas impresas, o no. Y sólo vos sos responsable de las consecuencias.
Consumir amigos es sano, pues no tienen fecha de vencimiento, y si se vencen, bueno... de más está aclararlo no? no son verdaderos amigos.
Feliz día a todos y todas. Festejen y hagan brillar la juventud que los alumbra.

domingo, 10 de junio de 2012

Escalera, escalerita.

La mayoría de ustedes me conoce por ser la imponente escalera de ABM. Pero yo no fui creada realmente para la institución.
La historia es larga y trataré de ser breve pues no quiero aburrirlos.
Hace mucho tiempo una bella dama mandó a construírme para su castillo.
Yo, a diferencia de otras escaleras tenía una particularidad especial: podía hablar.
Cenicienta (así se llamaba la dama) cada mañana al bajar por mis escalones, que en aquel tiempo relucían, me decía: escalera, escalerita, ¿quién tiene la pisada más bonita?
Y yo siempre respondía: tu, bella Cenicienta. Con tus zapatos de cristal tu pisada es suave y elegante. Inconfundible e incomparable. Llena de gracia y estilo.
Cenicienta me amaba. Me cuidaba más que a nada en la casa. Éramos felices.
Hasta que un día, una joven visitó el castillo. Trabajaba con Cenicienta dando espectáculos infantiles, pero claramente no pertenecía a este lugar.
La mañana siguiente, cuando mi dueña bajó por mis escalones y me saludó consultándome lo que cada día me consultaba, quedó sorprendida ante mi respuesta: Oh, bella Cenicienta. Si bien tu pisada es escantadora, debo decir que no es la más bonita. Pocahontas posee ahora la pisada más suave y delicada que esta escalera haya tenido posibilidad de sentir.
Sus pies son bellos, firmes, encantadores.
Cenicienta estalló en ira. Corriendo volvió a su habitación a idear un plan para volver a ser mi preferida.
Convenció al príncipe, su marido, para que enamorara a Pocahontas y la trajera a la civilización, viéndose así obligada a usar calzado y perder la gracia de su caminar libre de protección.
El muchacho aceptó (¿qué hombre no aceptaría tener a la rubia y la morocha al mismo tiempo?). Pero el plan de Cenicienta no funcionó.
La damita quería hacer asado con mi madera. Mandó a destruírme y convertirme en una pila de tablas.
Los encargados de aquella labor sintieron pena por mí y me donaron, en secreto, a ABM y a Cenicienta le dijeron hicieron conmigo casas de muñecas.
Años se pasó la princesa comprando esas casas y pisándolas fuertemente hasta destruírlas.
Pobre. Y  pobres casitas de madera.
Menos mal que la muchacha por miedo a ser envenenada por una aguja (su amiga Aurora, mejor conocida como ¨la bella durmiente¨  le generó esa fobia por su propia experiencia) jamás se acercaría a una institución de diseño de indumentaria. Puedo decir que estoy a salvo. Yo por las dudas, y por miedo a ser descubierta ya no hablo. Aunque cada tanto le cuenta mi historia a alguna estudiante para no perder mi encanto.

domingo, 1 de enero de 2012

Me gustaría saber por qué...

la gente se pone taaaaaaaaaaaaaaaaan goma en las fiestas.